Perspectiva para Cuba, y aquello que deberían prevenir los actores internacionales

 

Claudia Zilla

 

Discurso ante la Conferencia de Berlín, 25 de abril de 2007

 

 

Había muchas especulaciones sobre el futuro de Cuba, al igual que sobre la salud de Fidel Castro. La verdad es que muchas de ésas han sido erróneas, ya sean las que predecían el pronto retiro de Fidel, o las que esperaban su vuelta rápida a sus deberes oficiales.

Según mi opinión, el regreso de Fidel a la posición de Presidente del estado insular y Comandante en Jefe de la Revolución cubana es sumamente improbable. Hay mucha evidencia de la sucesión ya transcurrida. A la vez, hay muy pocas señales de un posible cambio del régimen en el futuro cercano.

Actores nacionales

El sucesor: Raúl Castro es actualmente el Primer Secretario de Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y el Presidente del Consejo del Estado y por lo tanto del Gobierno de Cuba. Aprovecha esta posición para llevar a cabo la transición de un gobierno socialista personalizado y carismático a un modelo burocrático e institucionalizado. Este estilo nuevo está basado en la personalidad de Raúl y en su carrera. A pesar de la falta de carisma que tiene su hermano Fidel, tira de las cuerdas adentro del régimen. No gobierna como un caudillo, si no como un primus inter pares y trasladó el PCC al centro del sistema del gobierno. Distinto a Fidel que fue bastante escéptico en el principio, Raúl fue miembro del Partido antes de la Revolución. Actualmente nombra al PCC como el Comandante de la Revolución. Bajo Fidel, Raúl sirvió como Ministro de las Fuerzas Armadas y el general de rango más alto. Fue encargado del ejército como un cuadro administrativo y desde esta posición permitió que se convirtiera en un factor con gran impacto económico. Según Raúl, el ejército está subordinado al partido, con el cual está estrechamente entrelazado. Es más, Raúl es el autor de las reformas económicas del 1990 y por eso mismo aceptado como un tecnócrata competente.

 

El partido: Convirtiéndose en el pilar más importante del sistema del gobierno, ha aumentado el rol del Partido Comunista de Cuba (PCC), mientras sus estructuras paralelas y ad hoc, creadas por Fidel han sido acortadas. Los cuadros de las sub-organizaciones (niños, jóvenes, mujeres, alumnos, estudiantes, trabajadores, agricultores) según los cuales está estructurado el PCC, demuestran una actitud leal hacía el liderazgo del partido. Las distintas corrientes dentro de la propia elite del partido, apuntadas por muchos observadores, son débiles. Por esto mismo no sirven en el  caso de las diferencias dentro del PCC las definiciones normalmente usadas en estudios de una transición, como por ejemplo águilas y palomas, conservadores y reformadores. Se trata más bien de una cohesión relativamente alta de la elite.

 

El ejército La Fuerzas Revolucionarias son probablemente la estructura que mejor funciona en Cuba y tienen una muy alta reputación. Raúl, en sus numerosos discursos, ha acentuado  el papel del vasallo del partido que tiene el ejército. Raúl ni presenta a su persona como el líder militar, ni se ha podido notar  una mayor militarización del gobierno de Cuba. El ejército no es (en cualquier caso no todavía) el agente del cambio que uno espera ver. No hay nada que manifestaría la existencia de distintas fracciones. El ejército cubano representa también el factor central del poder económico del país. Opera la enorme compañía matriz Grupo de Administración Empresarial, GAESA  y una parte de su trabajo es conseguir fondos en monedas extranjeras, producir alimentos y dirigir la red de  bombas de gasolina, hoteles turísticos, minas, talleres, talleres de reparación, casas de cambio, etc.

La oposición y la sociedad civil:

Aunque existen unos  grupos de oposición en Cuba, como por ejemplo el Proyecto Varela de Oswaldo Payá, son muy pocos y siguen siendo débiles en el sentido del potencial para montar una presión y para movilizarse. Además, la oposición está dividida y tiende a compartir más el orden de día negativo que un proyecto positivo.

Como les está negado el acceso a Internet, faltan modos de generar resonancia. La sociedad

está, por lo general, considerada como relativamente apolítica y apenas organizada en redes. Después de un par de décadas del totalitarismo no es sorprendente la falta de una sociedad civil estructuralizada, capaz de articular sus intereses.

Observando estos actores nacionales, relevantes para el futuro desarrollo en el país, uno no puede distinguir ni un impulso para una reforma fundamental desde arriba, ni de una movilización desde abajo. No es de esperar el fin del gobierno socialista, si no una transformación lenta del modelo socialista del gobierno en la Isla.

 

La situación nacional y regional en Cuba

Actualmente, Cuba se encuentra en una situación  económica e internacional cómoda. La economía de la Isla está mucho mejor que en las últimas décadas, especialmente en comparación con el año 1990 y la caída de la Unión Soviética. El producto bruto nacional sigue creciendo, aunque no tanto como declara el gobierno cubano. Por lo tanto el pueblo cubano no está experimentando  un auxilio económico; sus vidas cotidianas han sobrevivido periodos mucho más difíciles. La  relativamente positiva situación económica se debe especialmente a los petrodólares de Hugo Chávez. En consecuencia de su alianza con el gobierno de Venezuela, Cuba recibe importación constante de petróleo, de la cual re vende una parte, en cambio por productos médicos y un despliegue de médicos y profesores hacia el país sudamericano.

En 2005, Venezuela se convirtió en el exportador más grande con la participación de 24% de la exportación a la Isla, seguido por la República Popular de China (11,8%), España (8,7%). Estados Unidos (6,2%), Canadá (4,4%) y Brasil (4,2%). Los países de mayor  exportación de Cuba son los Países Bajos (30%), Canadá (21,9%), Venezuela (12,1%), España (8,1%), República Popular de China (5,0%) y  Rusia (2,9%).[1] Para Cuba, China no es sólo un importador voraz de alimentos y materias primas, sino también un prestamista con plazos más que convenientes. A pesar del embargo estadounidense y el Acto Helms-Burton, la Isla no sólo demuestra una estructura de negocio bastante diversificada, sino que también cuenta con los EE.UU. como con uno de sus socios principales, que envía alimentos y medicamentos.

Hablando políticamente, Cuba es cualquier cosa menos aislada. Fidel no ha regalado su simbólico poder revolucionario a su hermano Raúl, sino que lo ha vendido a su aliado Hugo Chávez. Éste organiza visitas y llamadas telefónicas para generar más publicidad y devolver al saliente Comandante a la escena política regional. Junto con Venezuela y Bolivia, Cuba es miembro del ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas), al cual va a entrar pronto Nicaragua. Aunque no queda muy claro que es capaz de lograr esta cooperación anti-liberal, el Alba se perfila como un cierre de las puertas latinoamericanas ante el imperialismo de los EE.UU. Sin embargo, la integración regional de Cuba sobresale el ALBA: en septiembre del 2006 Cuba fue el anfitrión de la Cumbre de Países No Alineados, al cual presidiará durante los próximos 3 años. Anteriormente, Fidel Castro aceptó la invitación  a participar en la cumbre de los estados miembros del MERCOSUR en Argentina.

 

 

¿Qué es lo que no debemos hacer?

Mientras en el 1902, Lenin trataba – en concordancia con el pensamiento socialista – con la idea de ¿Qué hacer?, ahora, en el 2007 – en concordancia absoluta con el futuro democrático, pluralista y basado en libertad – quisiera entablar la pregunta ¿Qué no hacer?. Quiero acentuar un par de consideraciones conceptuales sobre lo que deberían prevenir los actores internacionales si no quieren que sus buenas intenciones provoquen recaídas en lugar de un proceso de democratización en Cuba.

 

 

● No esperar cosas irreales: Desde cuando se enfermó Fidel Castro, en Cuba ha ocurrido sorprendentemente poco, ya sea a nivel del gobierno o entre la población misma de la Isla. Los cambios sutiles que se pueden observar adentro del sistema nos muestran una sucesión muy bien organizada y una transición gradual del socialismo con una forma personalizada y carismática a un modelo nuevo, mucho más burocrático  e institucionalizado.

● No adoptar una posición de intransigencia: Al igual que el embargo de EE.UU. sirvió más como una justificación de los asuntos deplorables de la política cubana y la represión de parte del gobierno, que de un mecanismo benefactor de presión económica, una presión externa excesiva puede reventar en una aislamiento total de las instituciones y actores que forman el sistema. Mientras se relacione  la apertura política con amenazas, la elite política y militar se esforzará por una cohesión.

● No proponer metas máximas, si no elegir medidas que ayudan a armar una confianza y así convertir la situación actual de ojo por ojo por un proceso positivo y reciproco. Aunque un cambio en Cuba parece ser muy remoto y Raúl Castro sigue el plan de continuidad, su tratado es mucho más moderado que el de Fidel o de Hugo Chávez. Sus pasos chicos deberían ser bien observados y cada  gesto positivo debería tener su respuesta en forma de gesto positivo también.

● No promover el aislamiento de Cuba, que podría afirmar aún el abrazo Venezolano. Es necesario buscar una integración de la Isla, por ejemplo a base de una cooperación triangular o convenio regional con otro país fiable de América Latina.

● No caer en una actitud paternalista que podría herir el orgullo nacional de la población de la Isla. Soberanía, independencia y resistencia son valores afianzados en la autoconcepción nacional de los cubanos – independientemente del apoyo u oposición al socialismo. Seguro que sería contraproducente que la  población de la última colonia de España, que ha vivido  durante años en un aislamiento de un régimen, tenga la impresión de que el destino de su país está determinado de afuera.

● No olvidar  que la democracia que sirve de modelo  de estabilidad y calidad en América Latina ha pasado por un proceso de transición muy lento y controlado estrechamente por una elite. Acordarnos del caso de Chile nos podría ayudar a ponernos pacientes. En nombre de una transición pacífica y sostenible a la democracia en Cuba, quisiera suplicar más ética y responsabilidad de parte de los actores internacionales.

 

 

 



[1] Bundesagentur für Außenwirtschaft, Wirtschaftsdaten Kompakt, Kuba, Oktober 2006.