Discurso de
Sylvia Iriondo
Ante la Conferencia de Berlín, 25 de abril de 2007
Muchísimas gracias y muy buenas tardes a todos. Es un placer para mí estar aquí hoy con todos ustedes. Le agradezco al Comité Internacional para la Democracia en Cuba, que preside Václav Havel, la invitación a participar como miembro de un panel en esta Conferencia la cual reúne a Ministros, ex Jefes de Estado, representantes gubernamentales y del sector civil de los países miembros de la Unión Europea, de los países Latinoamericanos y de los Estados Unidos, al igual que representantes de organizaciones no-gubernamentales y compatriotas exiliados cubanos comprometidos a apoyar la lucha por el cambio democrático en Cuba.
También quiero expresar mi gratitud a las organizaciones que han ayudado a hacer este evento posible. Me refiero a People in Need, a la Fundación Konrad Adenauer, y al Centro Liberal Internacional Sueco.
La organización que represento – Madres y Mujeres Anti Represión (M.A.R. por Cuba) – está comprometida a la defensa de los derechos humanos, a la promoción de valores democráticos, a despertar conciencias sobre la realidad cubana bajo un estado totalitario, así como a apoyar al movimiento democrático cubano y a la sociedad civil independiente dentro de la isla.
M.A.R. es también una parte esencial de una comunidad exiliada que ha hecho la lucha por el cambio democrático en Cuba su prioridad y que ha sido frecuentemente atacada por un régimen que ha invertido mucho tiempo, recursos y esfuerzos en campañas difamatorias encaminadas a desacreditar a una comunidad ejemplar en sus múltiples logros y firme en su compromiso con la libertad de Cuba.
Una fundadora de M.A.R por Cuba, una amiga, dijo una vez que los cubanos no habíamos salido de Cuba buscando el sueño americano sino que habíamos salido de Cuba dejando nuestro sueño atrás. Y ese sueño de la comunidad exiliada cubana es el sueño de libertad, el sueño de derechos, el sueño de democracia para nuestra Patria. Nada más ni nada menos.
Muchos de ustedes pasaron por lo mismo que el pueblo cubano ha estado pasando desde 1959, y muchos de ustedes pudieron exitosamente romper las cadenas de la tiranía, dándonos motivos para soñar y para abrigar esperanzas de que lo mismo suceda con nuestra Patria próximamente.
Aunque individualmente todos nosotros representamos un amplio espectro geográfico, nos une un lazo común construido sobre los pilares de libertades y derechos fundamentales internacionalmente reconocidos, que nos mueven a la solidaridad con aquellos cuyas libertades y derechos son sistemáticamente violados.
Dos ejemplos recientes y contrastantes me vienen a la mente que denotan lo que está bien y lo que está mal en cuanto al rol que la comunidad democrática debe jugar en la protección de los derechos humanos y en la promoción de la democracia en Cuba.
Durante la conmemoración del cuarto aniversario de la ola represiva desatada por el régimen en el 2003 -- que culminó con los arrestos arbitrarios, juicios sumarios y largas condenas impuestas a más de 75 activistas de derechos humanos, periodistas y bibliotecarios independientes, y líderes de la oposición democrática, así como con el fusilamiento de tres hombres jóvenes que intentaron escapar de la isla -- las valientes “Damas de Blanco”, familiares de prisioneros políticos cubanos, rehusaron ser silenciadas y se mantuvieron firmes mientras que recorrían pacíficamente las calles de La Habana en reclamo de la liberación de todos y cada uno de los prisioneros políticos cubanos.
No estuvieron solas. 5 diputados italianos del Partido Transnacional Radical viajaron a Cuba para manifestar al lado de estas valientes mujeres, en lo que constituye un verdadero ejemplo de solidaridad internacional.
Unos días después, Miguel Ángel Moratinos, el Ministro de Relaciones Exteriores de España, también viajó a Cuba -- el primer Ministro de la Unión Europea en visitar la isla desde que las sanciones fueron suspendidas en el 2005, como resultado de la política del gobierno de Zapatero. El ministro dejó la isla sin ni siquiera alzar su voz a favor de un sólo prisionero político cubano, y sin reunirse con demócratas cubanos y miembros de la sociedad civil independiente, en un viaje que ha merecido ser caracterizado como muestra de solidaridad con el régimen totalitario de los hermanos Castro, lo cual generó numerosos editoriales y artículos de opinión publicados en España y alrededor del mundo.
José María Aznar, ex presidente de España, lo dijo muy bien en una Conferencia de Prensa en la Universidad de Georgetown cuando declaró que “no encontraba una razón para desear una democracia libre y estable para España y no para Cuba”.
No hay duda de que éste es un momento crítico y definitorio para el futuro de Cuba, un momento que requiere la mayor solidaridad y apoyo para los demócratas cubanos y la sociedad civil independiente que puja para abrir el espacio de la libertad. La sucesión no es aceptable. No es, simplemente, una opción. Los eventos internos en la isla requieren presión internacional y la comunidad de naciones democráticas deben convertirse en fuerzas catalizadoras del cambio en esta etapa final de la lucha. Es sumamente importante que ahora en junio, cuando la Unión Europea revise su Posición Común, tenga muy presente la importancia que tiene establecer una política que sea conducente a lograr este objetivo y que fortalezca a aquellos que lideran la lucha para construir un futuro libre y democrático para Cuba.
A pesar de una represión que aumenta por día, el movimiento democrático continúa creciendo y expandiéndose, como ha sido completamente documentado en numerosos artículos, publicaciones y reportes.
Los eventos recientes en Cuba demuestran que -- contrario a lo que el régimen dice y quiere que nosotros creamos -- más y más cubanos continúan reclamando sus derechos.
Más recientemente, hemos sido testigos de extraordinarios eventos por parte de los heroicos líderes del movimiento cívico en la isla, que son ejemplos “del poder de los sin poder” en contra de un enemigo brutal, violento y poderoso.
Numerosas voces se alzaron desde dentro de las prisiones políticas cubanas, como las de Jorge Luis García Pérez “Antunez” y José Daniel Ferrer, quienes hicieron un llamado a una campaña de “no cooperación con la dictadura”.
Más de 45 organizaciones exiliadas cubanas respondieron inmediatamente en apoyo al llamado y produjeron afiches y materiales de información para su distribución en Cuba y en nuestra comunidad, realizando numerosas actividades para dar a conocer la campaña – tanto en la isla, donde el movimiento se expande a las provincias – como en la comunidad exiliada.
Los vecinos han rehusado ser parte de las turbas de repudio organizadas por la policía política del régimen, y las cuotas de producción impuestas por el régimen en los centros de trabajo no están siendo cumplidas, debido a que los trabajadores cubanos rehúsan cooperar. También están apareciendo afiches y letreros de la campaña en muchos lugares a lo largo de la isla.
Artistas cubano americanos internacionalmente reconocidos se han unido también a la campaña, y están prestando generosamente su tiempo, sus rostros y sus voces para la producción de espacios televisivos y radiales de 15 y 30 segundos.
Actualmente, hay planes para activar la fase internacional del movimiento.
En otro evento sumamente importante, líderes de la oposición democrática en Cuba cerraron filas y rehusaron reunirse con un miembro rango menor de la delegación de España, después de haber sido ignorados por su Ministro de Relaciones Exteriores en su visita reciente a Cuba, como anteriormente destaqué.
Y la semana pasada, en un paso extraordinario de valor, de coraje y de amor a la patria, el 15 de abril, activistas democráticos y de derechos humanos representando un amplio espectro político dentro del liderazgo de la oposición interna, suscribieron una declaración conjunta: “Unidad por la libertad”, un documento que establece objetivos comunes y declara que están unidos en la lucha por el cambio democrático en Cuba.
El régimen se siente amenazado, y puede optar, como ha hecho tantas veces en momentos anteriores, por desatar aún mayor violencia en contra de todos los que están liderando esta lucha pacífica por la democracia en Cuba.
Estos demócratas cubanos y los cientos de prisioneros políticos que están sujetos a condiciones infrahumanas y a quienes se les niega sistemáticamente la atención médica que requieren como un método institucionalizado de tortura -- como son los casos de Normando Hernández, el Dr. Oscar Elías Biscet y Rafael Ibarra, para mencionar sólo algunos, deben saber que no están solos y que no estarán solos en los momentos definitorios de la patria.
Las comunicaciones con los demócratas cubanos y miembros de la sociedad civil independiente constituyen la fuente primordial de noticias e información, y se hacen más críticas en estos momentos. Radio y TV Martí continúan desempeñando un rol decisivo para ayudar a romper el bloqueo informativo impuesto por el régimen al pueblo cubano, así como otras estaciones de radio y de televisión que se escuchan y se ven en Cuba, y proveen tribunas sumamente importantes y necesarias para que la información fluya desde la isla hacia el exterior, y desde el exterior hacia la isla.
En meses recientes M.A.R por Cuba ha sido instrumental en la organización de dos teles conferencias bajo los auspicios de la Sección de Intereses de los EEUU en La Habana, y TV Martí en Miami, la primera entre miembros de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil en Cuba y representantes del exilio cubano, para reportar sobre el Congreso de Bibliotecas Independientes que se llevó a cabo dentro de Cuba; y la segunda entre “Las Damas de Blanco” en Cuba y ex prisioneros políticos y sus familiares en el exilio, como parte de las actividades para conmemorar el cuarto aniversario de la “Primavera Negra del 2003”.
Por primera vez pudimos hablar durante dos horas y media, ver nuestros rostros, escuchar nuestros testimonios, compartir con ellas sentimientos y, sobretodo, darles las fuerzas que esas valientes mujeres necesitan de todos y cada uno de nosotros en esta labor tan extraordinaria que se han impuesto.
Las acciones pacíficas de los demócratas cubanos y los miembros de la sociedad civil independiente reiteran nuestra firme creencia que el cambio democrático en Cuba no es solamente posible, sino inminente.
Nosotros hemos venido hoy aquí a compartir con ustedes experiencias, a aprender de nuestros triunfos y de nuestros fracasos y a hacer recomendaciones sobre las diversas formas en que todos nosotros podamos contribuir de manera más efectiva a lograr el cambio democrático en Cuba. Pero por arriba de todo lo que podamos hablar, es esencialmente la fuerza de nuestra determinación y la solidaridad de nuestras acciones lo que más va a fortalecer a los demócratas cubanos y al sector civil independiente, que es donde realmente radica el futuro democrático de Cuba.
Vamos a continuar trabajando juntos para asegurarnos que la soberanía de Cuba -- secuestrada por un régimen desde hace casi medio siglo - sea devuelta al pueblo cubano, y para ayudar a construir un futuro libre, independiente y democrático para la nación cubana.
Para concluir, agradezco y felicito nuevamente al Comité Internacional para la Democracia en Cuba, por juntarnos en esta importante conferencia y por la misión a la cual está dedicado. Muchísimas gracias.