Nació el 29 de febrero de 1952. Es el quinto de siete hermanos. Su padre, Alejandro Payá, era un pequeño comerciante y su madre, Iraida Sardiñas, educó a sus hijos en la fe católica que ella profesaba. Por línea paterna la familia Payá había emigrado a Cuba a principios del siglo XX. Sus abuelos maternos eran cubanos emprendedores que aprovechaban las oportunidades de entonces para, con cierto éxito, echar a andar un comercio. Nunca la familia Payá Sardiñas estuvo vinculada con los gobiernos de turno ni con la dictadura de Fulgencio Batista.
Estudió en una escuela pública primaria del barrio Cerro. Más tarde se matriculó en la Escuela Católica Maristas, hasta que gobierno revolucionario intervino esa prestigiosa institución.
Su familia estuvo marcada por el régimen desde el comienzo por no simpatizar con el régimen comunista y por pertenecer a la Iglesia Católica. En los días de los sucesos de Bahía Cochinos (Playa Girón) sufrió, junto a su familia, el primer “acto de repudio”. Una turba organizada, con altavoces, formada por milicianos y agentes, se sitúa frente a su casa y durante largos instantes amenaza, ofende y grita “paredón”. Tiran piedras y aterrorizan a las mujeres y niños presentes. Los hombres de la familia fueron detenidos y la madre, con sus seis hijos, tuvo que soportar esas jornadas de terror que los marcar ía para siempre.
Desde ese momento él y su familia son marcados como gusanos, el estigma del régimen para los no incondicionales. Durante la época de persecución más abierta permanecieron Oswaldo y su familia totalmente integrados a la Iglesia y por lo tanto señalados y excluidos. Su casa desde entonces ha permanecido vigilada y en ocasiones ha sido allanada.
En la escuela primaria, cuando se instaura como norma pertenecer a la Unión de Pioneros (agrupación previa a la Unión de Jóvenes Comunistas), Oswaldo Payá sería el único alumno en negarse a pertenecer, por lo que algunos de sus profesores lo comienzan a señalar. En su época de estudiante de secundaria también es señalado y vigilado: tras los sucesos acaecidos en Checoslovaquia en 1968, durante la llamada Primavera de Praga, Oswaldo Payá genera en su escuela un ambiente de simpatía hacia los checos y critica abiertamente a los invasores soviéticos. (Fidel Castro es el único gobernante que apoyó la invasión). Luego las autoridades escolares, que para entonces actuaban al estilo policial, señalan a Payá como líder contrarevolucionario. Muchos de sus compañeros respondieron solidariamente y no niegan su inconformismo con la revolución, cuestión que es interpretada como un peligro.
En mayo de 1969 Oswaldo Payá es enviado a campos de trabajo forzado, bajo las leyes del Servicio Militar. Trabajó en las canteras de la Isla de Pinos. Durante la llamada zafra de los diez millones fue obligado a trabajar en los campos de caña en la provincia de Camagüey bajo condiciones inhumanas. Ahí debió permanecer en los cañaverales durante 18 horas diarias por no aceptar el régimen de trabajo. Después lo trasladaron varias veces por considerarlo instigador y un mal ejemplo para el resto de los confinados. Finalmente lo regresan a la Isla de Pinos, donde permanece hasta 1972. La isla se convierte en una gran prisión de donde no podían salir sin un pase temporal y donde debían trabajar 60 horas a la semana bajo tratos brutales. Durante esos tiempos el Obispo de La Habana, Monseñor Francisco Oves, le da a Oswaldo las llaves de la iglesia, a la que sólo asistían dos o tres ancianos. Allí vivió, mientras trabajaba en las canteras. Al mismo tiempo trabajaba en la iglesia, predicaba y llevaba la comunión a los enfermos. Puso la iglesia a disposición de los confinados, la mayoría jóvenes. Para muchos de ellos sirvió de hogar, sin importar su creencia. Todo esto se convertiría en un hecho insoportable para la contrainteligencia militar, que varias veces lo sometió a interrogatorios. Oswaldo Payá consiguió estudiar en una escuela nocturna y así logró terminar el preuniversitario.
En 1972 logra regresar a su casa. Poco después se matricula en la Universidad en la carrera de Licenciatura en Física. Allí también es señalado por ser cristiano practicante y por manifestar que no sería nunca marxista, postura impensable para cualquier estudiante de aquella época. Fue discriminado inclusive en el plano docente y debido a esa situación es obligado a dejar la escuela diurna. Oswaldo Payá Sardiñas consigue matricularse en un centro nocturno para continuar la carrera de pedagogía en física, gracias a unos amigos que le permitían no presentar los avales de los centros de trabajo. Sin embargo, le fue imposible conseguir trabajo ya que entonces el Partido Comunista, a través de su departamento de cuadros, decidía, igual que ahora, quién podía trabajar y quién no. Finalmente logra que lo acepten como ayudante en una carpintería haciendo la labor más humilde. Tiempo después logra trabajar como profesor y matricularse en centros nocturnos para recibirse de ingeniero en telecomunicaciones. Debió abandonar el trabajo de profesor preuniversitario por no cumplir la exigencia de adoctrinar políticamente a los alumnos. Su hermano menor, alumno de la misma escuela, sería luego privado de estudiar en la Universidad debido a problemas “político ideológicos”. Otro hermano suyo fue expulsado de la escuela por la misma razón. En 1980 familiares residentes en Miami viajan a Cuba para buscarlo y llevárselo, por el Puerto de Mariel, pero se niega a emigrar. Aunque nadie de su familia desea emigrar, los cuerpos represivos y el PPC organizan nuevos actos de repudio frente a su casa.
A comienzos de los ochenta comienza a trabajar en la Salud Pública como especialista en equipos electromédicos. Lo mantienen constantemente vigilado y acosado. Los agentes represivos comienzan a hacerle “visitas” en su centro de trabajo. Le vigilan de cerca y de lejos. Llegan a detenerlo en una ocasión en la calle mientras se dirigía a un hospital donde debía arreglar un equipo médico. En ocasiones la seguridad del Estado lo ha perseguido mientras transita en bicicleta: lo acompañan a la Iglesia, al trabajo, se colocan frente a su casa, piden identificación a cualquiera que se acerca. A Oswaldo Payá lo han seguido durante días hasta ocho agentes a una distancia de 2 o 3 metros.
En febrero de 1986 participó como delegado por la Diócesis de La Habana en el Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC), donde presentó el tema “Fe y Justicia” que defendía el derecho de los católicos a practicar su fe con absoluta libertad. También llamaba a la Iglesia a defender los derechos de los cubanos y denunciar las injusticias. Sin embargo, sus palabras sonaron estridentes en aquel ambiente en el que se apostaba por la cautela y donde la tónica era adaptarse al socialismo, pues el totalitarismo, extendido por la Unión Soviética y Europa Oriental, les parecía sempiterno a la Jerarqu ía.
Ese mismo ańo contrae matrimonio civil y religioso con Ofelia Acevedo Maura, ingeniero civil, con quien tiene tres hijos, Oswaldo José (14), Rosa María (13) y Reynaldo Isaias (10).
En 1987 junto a un grupo de laicos crea la Peña del Pensamiento Cubano, en la Parroquia del Cerro. Edita la publicación Pueblo de Dios, la primera autónoma e independiente que asumía la defensa de las libertades, no sólo de los creyentes, sino de todos los cubanos. En 1988, luego de fuertes presiones de la oficina de asuntos religiosos del Partido Comunista, el obispo de La Habana prohibe la publicación y la peña cristiana. Ese mismo año, Payá Sardiñas funda el Movimiento Cristiano Liberación (MCL): Así comienza una nueva etapa de lucha pacífica y civilista por la reconciliación nacional, sin precedentes en los casi treinta años de gobierno totalitario en Cuba. En marzo de 1990 la policía política lo detiene y amenaza de que si continúa su lucha, cívica y pacífica, enfrentaría varios años de prisión. Posteriormente Oswaldo Payá y el Movimiento Cristiano Liberación hacen público el llamamiento al diálogo nacional entre todos los cubanos, dentro y fuera de la Isla, y comienzan una campaña de recogida de firmas, con la intensión de darle a esa iniciativa ciudadana un carácter de proyecto de ley, pues entonces el artículo 86 de la Constitución de la República, antes de ser reformada parcialmente en 1992, as í lo estipulaba.
La campaña de recogida de firmas comenzó a extenderse por todo el país, hasta que el 11 de junio de 1991 una turba organizada por el gobierno asaltó su casa, que había sido abierta por Oswaldo para recoger las firmas. Todo ello aconteció justo cuando cientos de ciudadanos llegaban para respaldar la iniciativa de diálogo nacional. Las turbas del gobierno y de la seguridad del Estado organizaron un acto de repudio, asaltaron y saquearon la casa de Santa Teresa 63, en el barrio del Cerro, pintaron la fachada del hogar con insultos, sin considerar que en ella vivían dos niños pequeños y la esposa de Payá estaba embarazada. Una de aquellas frases decía: “Payá agente de la CIA, gusano. Viva Fidel, abajo Payá”. Los letreros cubrieron la fachada durante cerca de 8 años. Luego de aquel acto, Oswaldo trasladó a su esposa e hijos a la casa de sus suegros, quienes lo acogieron bondadosamente, desafiando las presiones de la seguridad del Estado y permaneció ocho años en un exilio interno, perseguido cuerpo a cuerpo, día a día, por sujetos encargados de esos execrables menesteres.
En 1992, Payá hace pública por primera vez su intención de postular para diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular. La seguridad del Estado respondió evitando que el líder del MCL ejerciera su derecho constitucional y fuera “elegido”. Dos días antes de la llamada asamblea de postulación la policía lo detiene en su casa y lo lleva custodiado por todo el barrio para intimidar a los vecinos. Luego lo llevarían a una sede de los CDR (Comité de Defensa de la Revolución) Ahí, lo estaban esperando miembros del PCC que lo amenazarían con que correrá la sangre si se presenta en una asamblea. El PCC realiza la asamblea bajo custodia, sólo durante unos minutos y con sus adeptos.
Oswaldo Payá redacta ese mismo año el llamado Programa Transitorio, que proponía una vía conjunta para transformar la sociedad de manera pacífica. En 1993 comienzan nuevamente a recoger firmas para un referendo sobre el Programa Transitorio. Los sucesos que culminaron con el éxodo en el verano de 1994, paralizaron ese intento.
Durante estos años Oswaldo Payá ha sido invitado en varias ocasiones a eventos auspiciados por la Internacional Demócrata Cristiana y a un sinnúmero de foros de Derechos Humanos celebrados en Polonia, España, Letonia, Venezuela, Chile, México y otros países de Europa, América Latina y a Estados Unidos. Fue invitado a la conferencia de DD. HH. de Varsovia en 1998, sin embargo, no lo dejaron salir de Cuba. El gobierno de La Habana le ha prohibido viajar y regresar a su patria. Esa prohibición atañe también a su esposa, a quien se le prohibió viajar a España para estudiar un curso de hidr áulica en la Universidad de Valencia.
A los hermanos de Oswaldo, Oscar y Reynaldo, que están exiliados en los Estados Unidos y España se le ha impedido regresar a su patria. En agosto del año 2000 realizaron gestiones para visitar a su madre que padecía cáncer. Ambos son médicos, pero el régimen de Castro tuvo oídos sordos. Más aún, “justificaron” su proceder diciéndoles que no se lo permitirían por ser hermanos de un “conocido líder contra revolucionario”. A pesar de todo, Oswaldo, Ofelia y su hijo mayor pudieron viajar a Miami en marzo de 1997 ya que éste último enfermó gravemente. Regresan a los 30 días a Cuba, a pesar de la insistencia de amigos y familiares para que se quedaran en Estados Unidos.
Por Regis Iglesias Ramírez Movimiento Cristiano Liberación
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